La motivación es un punto clave para obtener resultados significados en el proceso enseñanza-aprendizaje. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) en su tercera acepción, motivación es el “Conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona”. Para ello tiene que haber un motivo o causa que también de acuerdo a esta academia es definido como: “causa o razón que mueve para algo”.
En el ámbito de la enseñanza-aprendizaje, la motivación hace alusión al interés del alumno en: indagar, investigar, y cuestionar cuando se le presentan dudas sobre un tema en particular. Dicho esto, es mostrar deseo de aprender, teniendo en cuenta las características especiales de cada alumno; su capacidad, limitaciones y posibilidades.
Al hablar de motivación en el ámbito educativo, nos referimos a: La motivación extrínseca e intrínseca. El primer concepto hace referencia a aquellos estímulos o factores que nos motivan a realizar una actividad. Un ejemplo de esto podría ser: “Estudiar para obtener una buena calificación en un examen”. Aquí el alumno no necesariamente está estudiando para obtener un aprendizaje, sino para recibir algo a cambio o para evitar un castigo, que en este caso sería una buena calificación o en su defecto, reprobar un indicador.
Por otro lado, tenemos la motivación intrínseca, que opuesto de lo extrínseco, en esta se realizan las cosas por una motivación interna y no para obtener algo más que satisfacción personal. Un ejemplo de esta podría ser: “Completar un ejercicio para practicar sobre un tema dado sin que su profesor lo asigne”, en este caso el interés no es obtener un premio, sino profundizar un conocimiento.
Según Otis, Grouzet y Pelletter (2005), al llegar a la adolescencia los estudiantes presentan una menor motivación intrínseca y una mayor motivación extrínseca, en relación con el proceso escolar, dirigiendo su interés hacia metas de desempeño cuyo objetivo fundamental es la obtención de una calificación y una menor preocupación por aquellos aspectos referidos al aprendizaje.
¿Qué podemos hacer para mantener un balance entre ambas motivaciones?
Es importante mantener un equilibrio entre la motivación intrínseca y extrínseca puesto que una puede desarrollar la otra, por ejemplo, al involucrar un alumno en una actividad donde su motivación sea adquirir una calificación o un premio al finalizarla, le estamos dando la oportunidad de conocer sus intereses, los cuales más tarde puede realizarse como una actividad extracurricular o un hobby, convirtiéndose en motivación intrínseca. Un ejemplo de esto podría ser: formar parte de una banda, aprenderse una canción en inglés, realizar un experimento científico, etc.
Para mantener los alumnos motivados podemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
· Explicar a los alumnos/as los objetivos educativos que queremos alcanzar al finalizar el tema.
· Plantear las actividades de forma lógica y ordenada.
· Explicar las posibles aplicaciones de los temas dados en el diario vivir.
· Recordarles que es normal cometer errores y que estos pueden servir como lección a futuro.
· Fomentar la relación y comunicación entre los alumnos.
· Otros.
Aparte de las recomendaciones mencionadas anteriormente, es importante resaltar que la mejor motivación para el alumno es el maestro que disfruta lo que hace. Como dijo el profesor Ever Garrinson: “Un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, conocimiento y sabiduría en sus pupilos”. La motivación extrínseca es una estimulación por parte del maestro, pero el nivel de motivación intrínseca que tenga el alumno va a depender en gran parte de cómo es el maestro y cuánto este disfruta su labor de educador.
"La enseñanza es más que impartir conocimiento, es inspirar el cambio. El aprendizaje es más que absorber hechos, es adquirir entendimiento" (William Arthur Ward).
Lcda. Josibel Martínez
Lingüista